jueves, 18 de septiembre de 2008

laicidad positiva, amén


Ayer Francisco Camps inauguró el que puede ser -presuntamente- el mayor fraude académico de los últimos tiempos. Se trata de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica San Vicente Mártir de Valencia y se trata de un posible fraude porque esta universidad oferta plazas para Medicina, Odontología y Podología cuando aun no tiene la autorización del Ministerio (tan sólo dispone para Fisioterapia).


La Universidad Católica de Valencia (UCV) imparte estas carreras de forma no oficial, como si de títulos propios se tratase, a la espera que definitivamente se consiga la homologación y la autorización del Ministerio, eso sí, para resguardarse la UCV hace firmar a los alumnos en el momento de la matrícula un documento eximiendo al centro de cualquier responsabilidad en caso de que la carrera no sea homologada. Me imagino que en la matrícula les incluirán un rosario para que recen y pidan porque así sea. Amén.


Camps dice que la UCV es valiente ¡y tanto que lo es! si la misma forma de actuar la hubiese llevado a cabo cualquier otro centro educativo, los expedientes y sanciones no se hubiesen hecho esperar, pero de nuevo topamos con la Iglesia. Por otro lado hay que reconocer la necesidad futura de médicos en nuestra comunidad, sobretodo con la proyección de tres nuevos hospitales que necesitarán de personal facultativo. Pero mientras Camps aplaude la apertura de la nueva facultad privada de medicina confía en el milagro de su "empaquetado" de medidas económicas para la universidad pública.


Pero la guinda la pone las declaraciones del arzobispo García Gasco, y es que para este señor la nueva facultad es un ejemplo de "laicidad positiva" ¿? sana colaboración y el ejemplo que señala el camino por el que deberían discurrir las relaciones de la Iglesia y el Estado. Digo yo que todo un ejemplo de como enfrentar al gobierno autonómico con el central, de como la Generalitat, que es competente en educación, no ha hecho nada por disuadir a la UCV de impartir una carrera no homologada por el Ministerio, lavándose las manos (como Poncio Pilatos) y de nuevo un ejemplo claro de por qué la educación debería ser competencia exclusiva del Estado.


Amén.






1 comentario:

Gorila sin pelo dijo...

La Educación ya es competencia exclusiva del Estado.

(La pena es que no del central precisamente).

Claro que, a lo que veo, entiendes competencia exclusiva como negación de que nadie que no sea funcionario del Estado pueda impartir clases...

PD.- Si yo ofrezco unos estudios cualesquiera y, al tiempo, aviso de que no están homologados por Educación... ¿Estoy estafando? La estafa estaría, digo yo, en decir que sí están homologados...