martes, 14 de abril de 2009

el encantador de dueños de perro


Desde hace y más de una década comparto mi vida con mi compañera y mi amada TENA, mi shar-pei color canela, babosa, juguetona, revoltosa, a veces pesada... pero mi compañera al fin y al cabo.


Apartando el amor hacia mi mascota, la entrada de hoy está motivada por la siguiente noticia Hasta de 400 euros El Ayuntamiento de Girona sancionará a quienes no pasean a sus perros durante 20 minutos Es la historia de siempre, los problemas de todas la comunidades, de la sociedad en general: la convivencia y el civismo.


No a todas las personas le gustan los animales de compañía y de hacerlo no todas las personas lo hacen con la misma intensidad, desde quien considera la mascota como un "elemento decorativo con vida propia" hasta quien toma a su mascota como un miembro más de su familia.


Y esto es como todo, hay mascotas que molestan y mascotas que no. Eso sí, tener un vecino con un perro que no hace más que ladrar y que encima lo haga en horas impertinentes, debe ser insoportable, irritante y unas cuantas malas cosas más. Después surgen primero las quejas, luego las deuncias y finalmente.... las soluciones, drásticas en este caso.


¿Hasta qué punto un ayuntamiento debe regular la relación entre el dueño y su mascota? ¿Qué derecho tiene un ayuntamiento para regular los hábitos de los ciudadanos? Es cierto que la convivencia debe regularse para que esta sea la deseada por todos los ciudadanos de una villa, aplaudo las normas sobre comportamiento cívico sobre mascotas (llevarlos atados, recoger sus excrementos, censarlos,...) pero de ahí a que se dicten normas sobre el tiempo mínimo de paseo de un perro... la cosa roza el absurdo y carece de sentido común.


La aprobación de la "extraña" norma no hace más que aflorar el poco trabajo que debe de haber -en este caso- en el Ayuntamiento de Girona o el ingenio para obtener mayor recaudación a través de las sanciones. Vayamos a saber.


Desde luego que lejos están de solucionar el problema, hubo quien dijo que los coches están llenos de sentido común, porque éste debe ser volátil en ciertas oficinas (municipales). Tal vez invertir en EDUCACION para los dueños, no para los perros, hagan que aquellos se preocupen más por esos pequeños animales de cuatro patas con los que conviven ellos y sus vecinos, reeducación para los dueños -decía- y campañas de concienciación de lo que supone tener una mascota, que no un juguete.


Aunque claro está que la política y el sin sentido sí es un gran juguete para el equipo de gobierno del ayuntamiento gerundense.

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