Hoy permitidme que os transcriba esto directamente desde la página web de UPyD, allí podeis leer íntegro este DIALOGO DE MILITANTES (escrito por José Lázaro), a mi me ha parecido muy acertado.
(...)
Militante A: ¿Zutana? ¿Esa chica que es economista y nos llamó la atención durante la campaña electoral por el entusiasmo y el tiempo que dedicó a repartir propaganda?
Militante B: La misma. Hace unos días me llamó para tomar unas cañas. Yo acepté encantado, recordarás lo buena que está.
A: Lo recuerdo, lo recuerdo.
B: Pensé que ya había ligado. Pues no. Lo que quería era contarme lo mal que se lleva con su jefe y las ganas que tiene de largarse de la empresa. Y después me preguntó a bocajarro si podría contar con mi apoyo en caso de que decidiera ofrecerse al partido como candidata en las próximas elecciones europeas. ¿Qué te parece?
A: Me parece realmente lamentable que lo que le interesase de ti fuera tu apoyo.
B: No me refería a eso, payaso. Me refería a qué te parece el que alguien se meta en un partido como el nuestro con la intención de llegar a conseguir un puesto en el Parlamento Europeo.
A: Me parece normal, creo que habrá bastantes casos semejantes. Y otros pretenderán llegar a concejales de su Ayuntamiento o soñarán con ser ministros en el primer gobierno que forme nuestro partido (cosa que, según mis estimaciones, seguramente ocurrirá en el 2016).
B: Pero, ¿qué dices? ¿Tú crees que realmente hay quien se mete en un partido como el nuestro con la intención de llegar a conseguir un cargo?
A: Hombre, lo que me parecería difícil de creer sería que alguien dedicase su tiempo y su energía a trabajar en un partido político por puro interés en el debate ideológico y aun más puro amor al pueblo. Aparte de la Espe, claro.
B: Ya. Tú eres uno de esos cínicos que se niegan a creer en la existencia del altruismo.
A: No exactamente. Yo en este tema soy bastante savateriano. Y Savater escribió hace años un libro que se titula Ética como amor propio.
B: No lo conozco. ¿De qué va?
A: Bueno, hace bastante que lo leí. Pero lo que recuerdo es que criticaba la dicotomía altruismo-egoísmo, apuntaba la tesis de que el llamado “altruismo” suele ser en el fondo egoísmo disimulado o inconsciente de sí mismo y proponía que se hablase más bien de la dicotomía entre egoísmo necio y egoísmo inteligente.
B: Suena muy savatérico. Creo que podría adivinar la diferencia.
A: No es difícil, hasta tú podrías ser capaz de hacerlo. El egoísta inteligente es el que logra ayudar a los demás beneficiándose a la vez a sí mismo y el egoísta necio es que intenta beneficiarse a sí mismo perjudicando a los demás; logra generalmente lo segundo, pero en muchas ocasiones consigue además perjudicarse él también.
B: De lo cual deduzco que no te parece mal que nuestra amiga Zutana quiera ser diputada en Bruselas.
A: No me parece mal en absoluto. Lo que me gustaría sería saber es si Zutana quiere ser diputada para satisfacer sus ambiciones profesionales haciendo a la vez un buen trabajo al servicio de sus votantes o si quiere serlo para satisfacer sus deseos personales aprovechando de paso para forrarse a costa del contribuyente.
B: ¿Y eso lo aplicarías a todos los políticos?
A: A todos. Y al resto de los ciudadanos. El que un político profesional quiera llegar a ser el líder de su partido o el presidente del Gobierno de su país me parece tan lógico, tan sano y tan tonificante como el que un investigador científico pretenda descubrir la curación del sida o el que un escritor quiera ganar el premio Nobel de Literatura. (...)
B: De modo que, en tu opinión, todos los militantes de nuestro partido (y, desde luego, los de los partidos viejos) estarían tratando de satisfacer sus ambiciones profesionales, económicas o narcisistas y eso te parece bueno para el partido y para el país.
A: Sí, pero no sólo las ambiciones profesionales, económicas o narcisistas. Pienso que algunos pueden tener otros tipos de motivaciones, igual de legítimas pero también igual de egoístas, en el noble sentido savateriano del término.
B: Pues, ahora que lo pienso, me parece que tienes razón.
(...)
martes, 6 de mayo de 2008
TEORIA DE UPyD
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1 comentario:
Interesante reflexión. Hace tiempo que dejé de creer en vocaciones, altruismos y bondades eternas. Ese tipo de cosas acontecen de vez en cuando en la vida de casi todo el mundo (las contrarias también), pero pretender que alguien adore su profesión cada día de su vida o que sea capaz de esfuerzos altruistas en todo momento es algo que ya no me creo (aunque alguna excepción hay). La política, como actividad remunerada que es (no siempre, pero sí en el caso de los notables que están todo el día en la palestra y de muchos mindundis que les rodean), no es esa actividad sacrosanta que algunos pretenden ni algo absolutamente corrompido como a veces parece. Es un oficio más y, como todos, lo que importa es que se haga lo mejor posible y con el fin de beneficiar a cuanta más gente, mejor.
Trabajar duramente y con eficacia con el fin de llegar más y más lejos no es nada malo si con eso no se perjudica a nadie y, si además se beneficia a otros, es lo mejor que puede haber.
Prefiero una política profesión a una política sacerdocio. Pero, eso sí, sería deseable que la política deje de ser el reducto en el que cualquier bobo pueda acabar ganándose la vida y arruinándosela a otros. Lo que no sé es cómo se puede conseguir eso.
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